La globalización ha producido un gran cambio en fenómenos políticos, económicos y sociales, pero además, también ha afectado a las tendencias culturales tales como la moda, la música, el baile, los medios de comunicación tan seguidos por los jóvenes, creando “estilos de vida” que son imitados y repetidos a nivel mundial.

El foco de las tendencias seguidas por millones de jóvenes se encuentra en el mundo occidental, con lo cual no quiere decir que no sean imitados por jóvenes de culturas orientales como los indios o chinos. Así es como ha surgido el término “adolescente global” el cual tiene una identidad homogénea al resto de población adolescente que le rodea. Una de las principales causas de la formación de las “pandillas”, que siguen un mismo modelo jerarquizador y normativo, es la percepción por parte de los jóvenes de un alto riesgo, sintiéndose amenazados y persuadidos por los rápidos cambios producidos por la globalización, como por ejemplo con la incertidumbre de la mano de obra, la cual ven peligra y en la que tienen depositados sus planes de futuro. Otro factor que ayuda a la formación de grupos juveniles es el rápido crecimiento que las ciudades están experimentando, teniendo como actores principales a los más jóvenes, pues en la ciudad encuentran a un gran número de jóvenes como ellos con los que poder compartir sus preocupaciones, donde construir su identidad, y en algunos países, como los musulmanes, donde afianzar su religión o posición política.
La propagación en masa de la música y de sus derivados y las actividades de ociohan conseguido que millones de personas realicen las mismas acciones en todo el mundo, hemos de tener en cuenta que la mitad de la población tiene menos de 20 años. Sin duda los fabricantes de productos juveniles son los principales promotores de esta expansión a nivel mundial, con lo que han conseguido que la forma de vestir y de consumir sigan un mismo patrón, pero lo que no han logrado es la homogenización del pensamiento, pues la manera que tiene de pensar los jóvenes orientales, marcados indudablemente por el fuerte peso que tiene la religión en sus sociedades,, no tiene nada que ver con la de los occidentales a pesar que en apariencia se comporten de forma similar, así surge un nuevo término para esta situación: “hibridación” ya que recoge los patrones de conducta generales sin olvidar las normas y valores locales.

Volviendo a las grandes urbes nos damos cuenta que la unión entre jóvenes para formar grupos de semejantes, normalmente determinados por la raza y el origen, conlleva un cambio en la forma de vestir, de hablar, de expresarse... ya que así demuestran su pertenencia al grupo a la vez que se distinguen de los demás miembros de otros grupos. Como ya mencionamos anteriormente el echo de la búsqueda de protección entre iguales es evidente, pero el deseo de controlar la zona donde el grupo se desenvuelve y actúa es otro motivo. Por el contrario esto no quiere decir que todos los jóvenes pertenezcan a grupos juveniles pues, aunque el número de estos va creciendo cada día , no representan a la totalidad de la población juvenil, lo que tampoco quiere decir que no sigan un modelo que marque el estilo de vida de Leo jóvenes del siglo XXI.
En conclusión podemos decir que el fenómeno de las “tribus urbanas” responde a la búsqueda de seguridad en un grupo que se consigue mediante la homogenización de los comportamientos y con la pérdida de valores y la renuncia a conductas individuales.
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